sábado, septiembre 30, 2006

Regalitos

Estos últimos días han sido bastante extraños, después de mi colapso emocional el universo ha tenido bastantes consideraciones conmigo, me ha hecho bastantes regalitos. Encontrar un libro por aquí, un nuevo amigo por allá y muchos muchos días nublados. Las personas que me quieren también me han traído obsequios, si bajan hasta el fondo encontrarán un cosito cuentavisitas, regalo de Gipsy, durante más de un año me resistí a tener uno, pero ahora que está, bienvenido...gracias G...¡se ve bonito!

Saludos, desde acá, regalitos virtuales a todos (cada quien escoge lo que quiere, va?)

jueves, septiembre 28, 2006

El último de los silencios (.3)

El hueco de tu cuello, que te llevaste con el resto.
Te busco entre la multitud, con tus gestos manías y cuanta cosa. Sin encontrar tus manos ni tus ojos ni nada, me planto de frente a tu ausencia, para convencerme una vez más y para siempre de que no regresarás. Allá a donde te fuiste no hay punto de retorno.
Te quise, te extrañé, te lloré más de una noche de besos furtivos... y apenas hoy caigo en la cuenta de que te perdí, irremediablemente.

Y me encantaría que estuvieras aquí, de verdad, aunque no estuvieses conmigo, pero no vas a estar ya y eso es todo lo que hay por decir. Triste, que después de tantas y tantas cosas todo se resume en una frase. Te has ido, cobarde, egoístamente y sin cerrar la puerta.

Te quise, pero es tiempo de enfrentar los demonios y volver a salir del cascarón, de ese mundo que construí cicatriz sobre cicatriz, hablando con tu silencio. Hoy volveré a pintar las paredes de color, a aceptar que mi cabeza jamás me permitirá no estar sola, pero es posible que deje entrar a los de afuera por esas pequeñas rendijas que nos regala la melancolía.

Nostalgia de ti, no más. He tirado fuera el último lazo tangible a tu recuerdo. No intentaré olvidarte, simplemente te guardaré en el último cajón de mi memoria, allá donde está todo aquello que he perdido y no tiene sentido buscar.
Y seré más fuerte, lo dice el calendario ahora que marca más de dos años que he sobrevivido sin ti, que te he sobrevivido a ti.

Hasta donde estés. Hoy, te digo adios.




Powered by Castpost

sábado, septiembre 23, 2006

Entre sombras

En algún lugar, una niña asustada se oculta aferrándose a un cuchillo que ha de volverse contra ella...

No muy lejos, una niña triste abre la puerta a las lágrimas que amenazan ahogarla...

Allá, una tercera intenta reconstruir el mundo que se hace pedazos, trata desesperadamente de volver a pintar las paredes de color azul, pero es inútil...

Todo ésto mientras el resto duerme, cuando el silencio se vuelve grito desgarrador

Y las tres son una misma, y se cubren los oídos para no escuchar el grito que se escapa. Se miran a los ojos y se pierden

Y nunca nadie viene a buscarlas.

viernes, septiembre 22, 2006

La invitación

Sabes de que pie cojeo, conoces el zig zag de mis pasos cuando caminamos juntos.
Sabes que prefiero ir tras de ti, para no perdernos; y has aprendido ya a defenderme imperceptiblemente de todo cuanto temo.

Has moldeado tu mano a las mías, de manera que está siempre dispuesta a acunarlas (y aquí suspiro, son tan grandes tus manos).
Conoces la fragilidad de mi risa y la expresión ausente que acompaña la espera.
De memoria, recitas cicatrices, lunares, crestas, valles e historias.
Y has aprendido ya con los ojos cerrados los contornos de mi cuerpo.

Sabes que no bailo, que no uso tacones y que como muy lento.

Y yo sé muchas cosas de ti: Que te avergüenza verme correr y mis ochocientas manías cuando vamos al cine, sé que odias cuando me quedo expectante en el mismo sitio en lugar de correr a saludar a aquellos con quienes hablas.

Y no me importa, porque también he aprendido a adivinar tus gestos, sé que te muerdes los labios cuando estás preocupado o quieres un beso, que te gusta caminar llevando mi mano a pesar de lo torpe que soy. Conozco de memoria los surcos de tus manos, y aunque estés lejos, sé adivinar cómo te sientes por las inflexiones de tu voz.

Mi memoria, tu recuerdo, el vacío...

Ése espacio que dejo a mi lado por las noches, como esperando escuchar el sonido de tus pasos al llegar a casa; y la manera en que mi cuerpo se vuelve una extensión de ti cada que regresas...

Tu abrazo, tu nombre y el montón de quizás que seguimos alimentando.
Quizá mañana, quizá algún día, cuando terminemos nuestros proyectos, quizá después, quizá nunca, nunca siempre.
Quizás de los que estamos llenos y nos mantienen vivos como unidad, no como individuos.

Quizá algún día podamos construir nuevas promesas rotas, teniendo como pasado común esta rutina, tantas posibilidades que ahora se antojan inútiles...mas siempre estará el quizá.

Y hoy no importa nada que no seas tú, que no seamos nosotros y la distancia. Hoy por casualidad me encontré con ésto que quería regalarte, recordarte.

Lo único que importa ahora es: Lo sabes, yo estoy aquí, esperando...y lo sé.

"...
Todo lo haré buscando tu alegría
y seré para ti tan bondadosa
como el perfume de la vieja rosa.

La invitación está...sincera y noble.
¿Quieres ser mi poeta buen amigo
y sólo tu dolor partir conmigo?..."
A.Storni

sábado, septiembre 09, 2006

Silencio.2

Las luces de la ciudad van a parar a mis ojos, en el fondo de mi memoria percibo tu risa, tu olor y ese gesto perenne que siempre me pareció tan gracioso...

El cosquilleo que anuncia el principio de las buenas noches comienza a invadirme, recorre mi cuerpo desde la planta de los pies hasta salir por la maraña que es mi cabello, afuera hay mucho viento. Adentro, tu recuerdo.

Una vez más, cada lugar espacio y vacío me remonta al pasado, a ése tiempo que aún no termino de decidir si fué mejor... la música, el ruido, luces azules y rojas, una sirena, policías en drogas, policías en bicicleta, policías en la noche, policías, policías, policías...

De repente, la esperanza de verte, necesidad de volver a encontrar tus ojos en medio de un paisaje que creía desierto. Es curioso, siempre hablo de tus ojos, los amé desde el principio, por encima y a pesar de muchas otras cosas; y sin embargo nunca te lo dije, nunca logré siquiera hablarte mirando a los ojos. Así era, hablar de todo y nada, volviendo a lo mismo, caminando en círculos, hablando nuestro silencio.

Las luces de la ciudad van a parar mis ojos, en el fondo de mi memoria aparece tu rostro con la expresión que tenía la última vez que te vi. No te quedes anclado, solo el tiempo suficiente para absorberte, para reforzar en mis sentidos la certeza de tu presencia ausente.

Para decirte, desde mi mundo (,) pequeño... hoy, te extraño.