jueves, octubre 27, 2005

A las tres de la tarde.

Uno de mis tantos desvaríos, mas largo que de costumbre, escrito bajo el hechizo de su voz. Un testigo más de cuan pequeña soy...

Lo veo llegar todos los días cerca de las tres. Confiado se acerca y me lanza un saludo casual, a sabiendas de que con su simple ¡Hola! Toma el control de mis sentidos.

Me habla de cualquier cosa, hoy son los libros, mañana el futbol, trivialidades que se graban en mi memoria, atentos mis oídos al sonido de su voz. Tres de la tarde, es hora de entrar, me cede el paso y tomo asiento al fondo de la sala. Dice algunas palabras que no alcanzo a escuchar, porque me pierdo viendo sus ojos claros, sus manos sobre el papel, y su sonrisa traviesa cuando su mirada ronda mis labios...

Camina hacia mi, busca una silla y se sienta a mi lado. Alguien apaga la luz y mis ojos encuentran los suyos en la incipiente obscuridad creada por gruesas cortinas. A lo lejos, una voz que no es la suya rompe el silencio y sus manos comienzan a recorrer mi espalda, lenta, sutilmente. Tímidamente acaricia mi cuello, mientras hbala de cosas que no entiendo, que nunca entenderé, concentrada solamente en el roce de sus manos, de sus hermosísimas manos sobre mi piel... siempre en silencio, sin preocuparle nada, seguro de que nadie puede ver sus dedos descendiendo por mi espalda, después acariciando suavemente mi rostro, jugando extasiado con los rizos de mi cabello. No entiendo porque me mira con esa extraña fascinación...

Vuelve el silencio, su mano busca la mía y dibuja suavemente sobre mis palmas, va recorriendo mis brazos hasta llegar a los hombros donde deposita un cálido y furtivo beso... se sonroja, como siempre que no logra contenerse; está conciente del peligro, de las miradas de fuera, por eso guarda siempre silencio. Silencio, siempre silencio...no hay palabras entre nosotros, sólo las suaves caricias, testigos mudos de ésto que no sabemos que es. Sus manos en mi piel, visible prueba de refrenado deseo. Se pregunta al levantarse cuánto más podrá esperar...

Camina hacia el frente y enciende la luz, son casi las cinco y es hora de partir. Dice algunas palabras que comprendo a medida que voy saliendo de mi asombro, aun sin poder despegar mis ojos de sus manos, sus grandes y hermosísimas manos. Mi oído sigue pendiente de las ondulaciones de su voz, gastada por el tiempo.

Da por terminada la clase y todos se levantan rápidamente de sus asientos, me demoro en recoger mis libros, aun titubeante y confundida. Al pasar a su lado, me regala una sonrisa y un hasta mañana. Yo me alejo entre rumores, pensando solamente en cuánto deseo que hoy se convierta en mañana, que sean ya las tres de la tarde.

domingo, octubre 23, 2005

En silencio

Me aterra la posibilidad de lo imposible (¿o era al reves?). De repente te descubro en un rincón de mi mente, me sorprendo pensando en ti, en la inesperada dulzura que noto en mi voz al pronunciar tu nombre.
¿Quien eres? Lo ignoro aún, por todo lo que sé, podrías ser ajeno. Me das miedo... a decir verdad, más de mil veces he cometido el mismo error: dejarme llevar sin reservas y al final llorar la pérdida de lo que nunca fué mío...
De cualquier manera, sigo levantándome, cada vez me cuesta más convencerme de que algún día, mirando de frente, encontraré un cálido abrazo.
En fin, espero valdrá la pena darme una nueva oportunidad, puede ser que ésta vez mis lágrimas sean de alivio. Podría suceder, que al caer la noche me encuentre cantando una canción nueva, que no me haga enloquecer con viejas angustias y heridas pasadas.
Déjame conocerte, adivinar en tu voz si debiera alimentar la remota idea de una posibilidad.

Strings that tie to you

Tus manos tomando la mía...
Tus ojos cuando me encuentran en medio de la multitud.
La manera en que atraes mi cuerpo hacia el tuyo cuando hace frío
Tu voz al despertar
La forma en que me miras cuando guardo silencio...
todas esas cosas que me impiden alejarme de ti, aunque debiera.

jueves, octubre 20, 2005

Como siempre

Un día más, una entrada más que probablemente nadie lea. Un grito más que rompe el silencio de mi habitación, aunque nadie lo escuche porque todo está tan lejos de mi...
Una herida más, una lágrima más, qué importa ahora saber. No quiero pensar, no quiero hacerme la misma pregunta cuya respuesta conozco tan bien, pero finjo que la ignoro ante el miedo de quedarme otra vez sin rumbo.
Nada quiero ser, no quiero estar...evidentemente no nací para ésto, de qué sirve seguir tratando si al final del día es la misma canción, la misma voz cantándome al oido, las mismas risas que me persiguen.
Sólo un día más, un día más que se me escapa entre sollozos de impotencia.

Un momento...

Últimamente intento con desesperación recordar el preciso instante en que me perdí... el momento exacto en que mi capacidad de sorpresa fué reemplazada por ésta forma de ver lo que me rodea...la memoria no me alcanza, supongo que así nací, con la melancolía tatuada en mis ojos obscuros.

domingo, octubre 09, 2005

...

Y envuelta por tu música,intenté asir el fuego con mis manos...

sábado, octubre 08, 2005

Al poeta

Algo aquí dentro me dice que no es a mi a quien invocas con tus letras...Me invade la angustia, pues empiezo a reclamar tu presencia en todo momento; cuando me siento frágil, empiezo a desear que estuvieras aquí para hacerme reír y alejar el miedo.
La decepción se apodera d mi. La incertidumbre al no escucharte decir lo que espero, intentando descifrar lo que acaso escondas tras tu sonrisa.
Empiezo a quererte, muy a mi pesar, empiezo a extrañarte cuando no estás.

Busco tus ojos en la multitud, quiero tus manos en mi, mas siento como te alejas casi imperceptiblemente; sin que pueda atarte, sin que pueda aferrarte a mi de cualquier manera; con mis ojos, con mis manos, con mi voz cantando a todo pulmón. Vuelvo a sentir como la tierra se abre bajo mis pies, pisando terreno desconocido, jamás hollado por mis pies descalzos, mientras ésta soledad que nunca pedí, me devora por completo, la confusión hace de mi su presa.

No hay lágrimas, solo un grito silencioso al ver que te desvaneces entre las estrellas, escapando de éstas manos que nunca podrán acariciar tu rostro mientras duermes.
Oigo mis pasos, mis pies me llevan cuesta abajo y mis manos no protestan, en el umbral de la noche la mirada ha quedado vacía, los labios enmudecen y me dejo caer súbitamente...

viernes, octubre 07, 2005

Desvaríos al azar

Son tus manos lejos de mi piel, el quejido del viento en esta noche helada, caminar en medio del vacío preguntándome ¿y si Él me amara?
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Nuestras miradas, una noche más, escribiendo el principio del fin de la historia que nunca existió.

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Nos prestaron alas de luz y a cambio, cedimos el espejo para entrar a la zona de conciencia absoluta. Tóxico, dolor exquisito, lamento de bruma que cambia el paisaje. Fragmento de tiempo que se congela, caída libre, detente, estalla, el horizonte se acerca cada vez más a mi.

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Camino al filo de la navaja. Hay un rastro de sangre siguiendo mis pasos.

miércoles, octubre 05, 2005

Sin sol


Hay días como hoy, en que me cuesta demasiado levantarme y salir.

No quiero ver a nadie, tampoco ser vista por ojos ajenos. Sin deseos de ser o de estar, me abandono al sueño, donde me encuentro sin rostro y sin voz, sólo una más en el inmenso vacío que es la ciudad. En medio de una multitud muda y sin nombre.

En días como éste, tampoco puedo escribir... es que no hay nada, nada que decir...

No estoy triste, no estoy feliz, no estoy mal porque no hay motivos, pero tampoco puedo afirmar lo contrario...simplemente estoy, a la espera de que alguien venga en mi rescate y segura de que no llegará.

El espejo me devuelve la misma imagen de siempre, la mirada perdida, como en busca de algo...en mis ojos tampoco hay nada

Nada más que el vacío arañando desesperado las paredes de ésta soledad que nunca pedí.