martes, noviembre 29, 2005

Tristísima (050905)

A R, en medio de esta noche en que me duele su abrupta despedida.


Ahora que te has ido, te recuerdo mis promesas…
Te prometo mirar cada día el cielo al levantarme, y tratar de encontrar esa vieja sonrisa que no supe resistir
Te prometo quedarme bajo la lluvia para que nadie pueda reprocharme que aun lloro por ti
Te prometo no intentar desterrarte de mis sueños como solía hacer antes
Te prometo nadar contra corriente, para ver si algún día te encuentro en la inmensidad del mar
Te prometo no volver a levantar mis manos para cubrir mis ojos y apartar tu mirada de la mía
Te prometo que el dulce acento al decir te amo será siempre tuyo y nada más
Te prometo no volver a empezar, no volver a esperar, no volver a desear, o a mirar o a amar como alguna vez empezamos, para después esperarte, desearte mirarte y amarte eternamente
Te prometo que tu abrazo permanecerá conmigo siempre, que nadie más podrá nunca borrarlo con el viento
Te prometo que aquella canción no la volverán a cantar mis labios
Te prometo que mis manos permaneceran aferradas a tu recuerdo hasta el final
Te prometo no escuchar más a la del espejo, a esa que me dice que es tiempo de dejarte atrás
Te prometo que mis ojos no espiarán más la luna
Te prometo que el frío no me invadirá mientras permanezcas junto a mi, aunque no pueda verte
Prometo no reprocharte nada, ni tu partida ni aquellas viejas heridas que persisten más allá de mi piel
Te prometo seguir aun contra mi voluntad, por los dos corazones que laten dentro de mi…

A cambio te pido que no me dejes otra vez, que no te vayas con la noche, que no traigas la sed…
Que no me abandones como hiciste ayer, que te quedes junto a mi aunque ya no pueda verte si no es en sueños, en rostros que a diario confundo con el tuyo para después lamentar mi estupidez y llorar de nuevo… llorar otra vez por saberte perdido, por saberte lejano, por haber sido yo la que contra toda lógica y deseo te empujó a la más terrible de las ausencias.
Y pensar que sentí alivio al saber que te marchabas, ahora es doble la culpa, y si pudiera correr tras tus huellas y cambiar el curso de las cosas, y ser yo la que muere entre agua y sal, sería tan feliz como vacía estoy ahora…
Donde quiera que sea, espero que estés bien, que no me extrañes ya ni la mitad de lo que yo aún te extraño, que me hayas olvidado desde hace tiempo, a diferencia de mi que aún te amo, siempre…irremediablemente…siempre

Justo castigo son estos días grises a cambio de mi egoísmo, a cambio de no haber entregado mis armas, a cambio de no haberme rendido a ti…

sábado, noviembre 26, 2005

Ojalá

Que el tiempo no se acabe.
Que sea capaz de olvidar lo que no sirve de nada.

Curioso, ha pasado sólo una semana desde que escribí algo aquí y se siente como un siglo, no sé qué decir, después de todo la tormenta ha pasado ya.



Caminas por la calle con paso singular, no muy de prisa ni muy despacio, algo en ti denota tristeza. No, no hay lágrimas en tus ojos. No, no es el cabello sobre el rostro. Es un indefinible matiz de desamparo, de derrota. Lo sé porque te conozco, porque nunca lo había visto antes, no así, no en ti.
Mil pensamientos cruzan tu mente, lo has visto hoy también; han sonreído y cantado y hablado durante horas de todo y nada. Cuando la tristeza apareció en tus ojos, Él intentó detener el tiempo, el universo, para descubrir que era esa nueva pena que asomaba a tu rostro. Te dijo lo que querías escuchar. No escuchaste.

Estabas ocupada sinténdote de nuevo pasada por alto, abandonada, preguntándote porqué. Sí, es verdad, te adora, pero no está enamorado de ti y nunca lo estará. Demasiado pequeña, demasiado insignificante, ¿peligro en tus ojos? No entendiste lo que acaba de decir.

Lo contemplas como todos los días, mientras él te sonríe y te habla de ella. Tratas de convencerte de que ya pasará, de que no es el primero ni el último, de que eventualmente terminarás acostumbrándote al brillo de sus ojos, a la caricia de sus manos y al sonido de su voz. Quieres creer que dejarás de verlo (de quererlo) como ahora lo haces, que un día de repente el sentimiento que ahora te ocupa se esfumará para dar paso a una cómoda rutina. No funciona, no puedes engañarte.

La pregunta sigue en el aire, sabes que así se quedará. Ahora no tiene sentido buscar respuestas.

Pequeña niña del espejo, algún día volveremos la mirada alegre a los (tus) ojos, esos que no mienten.
Alguna vez volveremos a ser.

viernes, noviembre 18, 2005

Lloviendo y con sol*

No, sutil premonición de lo que vendría. Un día gris, tus manos en las mías, tus manos en mi, tu frustración tan diferente de la mía. Alguien más, hay alguien más, de alguna manera siempre lo supe y no quise ver más allá de mis sueños. Te pensé demasiado, te construí paso a paso, con mis manos sedientas de luz. Quise hacer de ti el ancla al cual aferrar mis anhelos, imprudentemente reconocí en ti todo menos esa presencia que te ocupa, que te tiene como yo nunca podre tenerte, o retenerte...
No te fuiste, y tu voz se dulcifica y tu oido absorto escucha lo que yo no quiero...
Los mapas fueron inútiles, al final ,me doy cuenta de que por mucho que camine, inevitablemente mis pasos me llevan a la soledad, y estoy cansada. Y reprocho mi estupidez por no querer ver, por no querer escuchar otra cosa que no fueras tu, sólo tu. ¿Amigos? Quizá, si el tiempo nos sonríe. Por ahora, el vacío donde estaban mis sueños rotos. Por hoy, un vacío en el antiguo lugar de mi corazón. Hoy, terriblemente gris, no existo más que en pedazos en algún lugar, por haber corrido imprudentemente hacia éste espacio que, ahora lo veo con claridad, es la Nada.
Afuera, la vida sigue; adentro mis pies volverán a perseguir antiguos fantasmas, de vuelta al laberinto, hasta que alguien que no seas tú, tome mi mano y me muestre la salida. Nosotros, seguimos existiendo, seguimos siendo nosotros, aun con la certeza de que no habrá palabras que puedan enmendar lo que rompiste hoy, aún a sabiendas de que no habrá primeras veces. Seguirte sonriendo como antes, porque de cualquier manera permanecerás, pero habrá que encontrar una manera de mirarte con ojos que no vayan tras tus manos y tu voz. Tenerte junto a mi, sólo por que si. Por ahora, no me queda más que despedirme, con lágrimas en los ojos al escribir el final de una historia que nunca existió.

* Y tenía razón el espejo cuando me hablaba de ésta tendencia a dramatizar, por éstos días ya no se sabe si la que escribe se profetiza, curiosamente los sucesos de los últimos días traen consigo la sensación de haber escrito el guión ayer. ¿Será que debo dejar la melancolía de lado y empezar a escribir cosas felices? Quien sabe, por ahora, el desconcierto (gracias fraskita, esa era la palabra que buscaba desde hace algunos días) es la estrella.

martes, noviembre 15, 2005

No

Tus manos dijeron que no, tus ojos dijeron que no mientras miraba el reloj y calculaba cuánto tiempo más podría contener mis lágrimas.

No, dijo tu voz al sonreír sin sospechar que esas dos letras me dejaron sin rumbo.

Y de nuevo soy yo, recogiendo las señales que te gritaban quizá, las sonrisas de complicidad, las miradas furtivas y los mapas que para ti dibujé.

No, gritaban la tarde y la lluvia, la usual despedida que se me antojó congelar en el tiempo.

No, dijo el espejo al consultarle y mi inseguridad sonrió: Te lo dije

Y la duda se convirtió en certeza la tarde de ayer: NO

domingo, noviembre 13, 2005

4 palabras

Lástima... lastima tu ausencia.

martes, noviembre 01, 2005

¡Yo también juego!

Copiando un juego que he visto en varios blogs, y en vista de que últimamente mi humor está de lo más festivo, me uno a la tradición de las 5 preguntas, que prometo responder con total honestidad...¡vamos, vamos!