Nombre de origen griego, "El que domina"
Sí, para ti...
Es abrumador cuando de repente, en un momento cualquiera, te das cuenta de que eres feliz,de que en ese preciso instante, el tiempo se congela, la espera se detiene y tódo cuanto deseas de encuentra del otro lado de tus ojos...
Una tarde, abres los ojos para percatarte de que no hay nada que qusieras más que estar en el parque más viejo y decadente de la ciudad, riendo de cualquier cosa mientras cantas una canción, y descubres en los ojos y la sonrisa de quien tienes frente a ti, que en este momento justo está sucediendo... no hay otro tiempo ni lugar donde desearías estar...
Tus manos dibujan en el aire, caminamos juntos, cantas y yo río, tu voz llena mi oido, que atesora cada una de tus palabras para recordarlas después, para sonreír de nuevo una vez que te hayas marchado.
Es curioso cuando sabes exactamente donde tienes los pies, cuando descubres el momento justo en que Algo empieza a tomar forma...
Hoy, de ese Algo que alguna vez compartimos, no queda más nada, el mundo ajeno a nosotros dos se encargó de traernos de vuelta, ahora apenas si nos miramos. Sólo queda el recuerdo de las muchas tardes en que, de repente, abrimos los ojos para descubrirnos dichosos, para reconocer en la sonrisa y en los ojos y en la voz del otro, que por su cabeza pasaba el mismo pensamiento.
Ni nostalgia ni melancolía, es un sentimiento diferente, abrumador y diferente, el que me asalta una tarde cualquiera, ésta tarde; en que recuerdo el viento en mi cabello y tus manos dibujando en el aire, y tu reír porque el viento me despeinaba y me decías que desearías ver siempre el volar de mi cabello y el brillo de mis ojos. Y estábamos ahí.
Ésta tarde, éste recuerdo, me arrastró a escribirte así, sin pensar en otra cosa que en la plenitud que encerraba nuestro silencio. Y te escribo, sin importar si el resultado es bello o no, legible o no, inteligible o no...Te escribo y oculto tu nombre en un título para que sepas que fué verdad, que aunque hoy nos parezca tan lejano,alguna vez despertamos a la dicha de sabernos dichosos, en una tarde cualquiera. _Y estábamos ahí.
Es abrumador cuando de repente, en un momento cualquiera, te das cuenta de que eres feliz,de que en ese preciso instante, el tiempo se congela, la espera se detiene y tódo cuanto deseas de encuentra del otro lado de tus ojos...
Una tarde, abres los ojos para percatarte de que no hay nada que qusieras más que estar en el parque más viejo y decadente de la ciudad, riendo de cualquier cosa mientras cantas una canción, y descubres en los ojos y la sonrisa de quien tienes frente a ti, que en este momento justo está sucediendo... no hay otro tiempo ni lugar donde desearías estar...
Tus manos dibujan en el aire, caminamos juntos, cantas y yo río, tu voz llena mi oido, que atesora cada una de tus palabras para recordarlas después, para sonreír de nuevo una vez que te hayas marchado.
Es curioso cuando sabes exactamente donde tienes los pies, cuando descubres el momento justo en que Algo empieza a tomar forma...
Hoy, de ese Algo que alguna vez compartimos, no queda más nada, el mundo ajeno a nosotros dos se encargó de traernos de vuelta, ahora apenas si nos miramos. Sólo queda el recuerdo de las muchas tardes en que, de repente, abrimos los ojos para descubrirnos dichosos, para reconocer en la sonrisa y en los ojos y en la voz del otro, que por su cabeza pasaba el mismo pensamiento.
Ni nostalgia ni melancolía, es un sentimiento diferente, abrumador y diferente, el que me asalta una tarde cualquiera, ésta tarde; en que recuerdo el viento en mi cabello y tus manos dibujando en el aire, y tu reír porque el viento me despeinaba y me decías que desearías ver siempre el volar de mi cabello y el brillo de mis ojos. Y estábamos ahí.
Ésta tarde, éste recuerdo, me arrastró a escribirte así, sin pensar en otra cosa que en la plenitud que encerraba nuestro silencio. Y te escribo, sin importar si el resultado es bello o no, legible o no, inteligible o no...Te escribo y oculto tu nombre en un título para que sepas que fué verdad, que aunque hoy nos parezca tan lejano,alguna vez despertamos a la dicha de sabernos dichosos, en una tarde cualquiera. _Y estábamos ahí.