sábado, enero 28, 2006

Un extraño sentimiento

El día estaba nublado. Me senté a fumar en aquella banca de su universidad donde solíamos encontrarnos. Me puse a pensar en ti, en nosotros...y me puse triste por lo que fué, por lo que pudo ser y no fué, por lo mal que terminó y porque no pude decirte adios...

Entonces la vi, al principio me costó trabajo reconocerla, pero cuando vi su mano izquierda no me quedó duda. Extrañas cicatrices surcaban su mano, igual que la mía...igual que la tuya alguna vez.
Me atreví a hablarle, ella supo quien era y contra toda lógica hablamos, después de tanto tiempo de rivalidad e inmerecido desprecio, logramos derribar el muro de silencio que de ti heredamos.
Fué una extraña sensación, un sentimiento indescriptible el verme como en el espejo de un pasado que duele y un presente que pudo haber sido peor. Hablar con alguien que entiende, en realidad con la única persona que puede comprender la magnitud de mi pérdida y el culpable alivio que trajo consigo. Con la única persona que puede afirmar que también sobrevivió a aquella tempestad que trajiste contigo, con la única persona que acaso te extrañe más que yo...y quizá sea también la única que aun suspira con nostalgia al recordarte.

Obviamente, hablamos de ti. De tus manías, de tu risa, de cuànto amaba yo tus manos y ella tus ojos, de lo hermosa que era tu voz, de lo bien que se estaba junto a ti al principio... posiblemente antes de que yo llegara...no sé.
Y después, hablamos de lo que no se olvida porque dejó huellas muy profundas...y otras tantas visibles màs de una vez. De los días que no fueron tan buenos, de la ansiedad, del dolor, de cómo lograste convertir el miedo en costumbre, cuando fue que dejamos de luchar y empezamos a callar?

Al final, me preguntó si aun te extrañaba. Le dije que si; que algunas veces al caminar por la calle veo algun rostro parecido al tuyo o reconozco tu olor entre la gente y cuando ésto pasa invariablemente mi corazón late sin control. Lo triste es que no sé si es emoción o miedo. También le dije que más de una vez me he sentido culpable por ti, por ustedes dos, porque puede ser que si yo no hubiese aparecido en tu vida aún estarías con ella...o por lo menos aún estarías.

Me dijo que sí te extraña, que desde que te fuiste, nadie la ha mirado como tu solías hacerlo... que no ha vuelto a amar y que no va ser feliz porque no podrá jamás dejarte ir. Que no va a encontrar sustituto para lo que fuiste en ella, que su vida no es la misma. Que ha dejado de esperar.

La sorpresa vino a mis ojos...la misma historia, contada por diferentes voces. Una opaca por el tiempo y las horas de llanto interminable; la otra desgarrada, titubeante, desacostumbrada ya a hablar de ti.

Y no pude evitar sentirme afortunada. Porque mi vida tampoco fué la misma sin ti, fué mejor. Porque después de ti vinieron tiempos mejores y abrí mis ojos y pude ver que con tan pocos años nadie debería de saber lo que yo de ti aprendí...porque nunca más he vuelto a temer, a callar, a perder como entonces. Porque descubrí la vida después de ti. Porque logré recuperar el tiempo perdido, la risa sincera y el brillo en los ojos. Porque la última vez que lloré como entonces fué cuando supe que no volverías más.

Después de aquel día, me sorprendí incontables noches escribiendo la misma frase en mi habitación, en las paredes, en los espejos..."Reclamo tu presencia, hermoso niño mío", no salía de mi cabeza, no podía dejar de sentirme culpable y desear que estuvieras a mi lado, aunque fuera a costa de todo cuanto era y poseía.
El tiempo se ha hecho cargo desde entonces, el tiempo y quienes vinieron con él...me enseñaron que a veces la distancia es saludable, que todo pasa por alguna razón y que en realidad estoy mejor así, sin ti. Y aunque no sea "feliz para siempre" seguramente pocos momentos no seràn mejores que cuando estabas tú.

Y ayer, finalmente, después de casi 3 años de extrañarte inútilmente, entendí que no voy a olvidar, pero he aprendido a vivir con éste sentimiento. He dejado de reclamar tu presencia que se hace cada día mas tenue, menos perceptible...como las marcas que veo todos los días en mi mano y ayer en otra temblorosa...triste, las mías solo están en la piel y desaparecerán algun dia, las de ella crecieron hasta adentro y dudo que con el tiempo dejen de doler.

Extraño sentimiento el que me embargó ayer al despedirme de quien siempre te amó más que yo y no logró retenerte...al darme cuenta de que todo cuanto es tuyo y persiste en mi, son estas viejas cicatrices que no volveràn a abrirse, que no volverán a sangrar, que han de borrarse inevitablemente al igual que el recuerdo de tus manos se empieza a confundir con todo lo demás.

Y finalmente, pude respirar tranquila al decirte adios, al decirle adios a ése niño de larguísimas pestañas...que quedó de ti en alguien más cuyos ojos siguen llenos de lágrimas.

1 Comments:

Blogger ABA said...

que hermoso...

4:59 a.m.  

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